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Indulgencias Parciales

Las oraciones de las personas y las gracias de la trinidad recogidas por María y enviadas a las almas del Purgatorio

Las indulgencias parciales remueven parte de la culpa o deuda pendiente de un alma del purgatorio o si se aplica para uno.

Cabe recordar que para ganar la indulgencia parcial se requiere la ejecución de la obra enriquecida con la indulgencia, tener la intención de ganarla y al menos estar arrepentido interiormente.

No hay límite para ganarlas en el día.

La indulgencia parcial agrega la remisión de la misma cantidad de pena que la misma obra gana por el hecho de hacerla. Es decir que con la indulgencia uno obtiene el doble de remisión por el mismo acto que si lo hiciera sin ella.

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Existen cuatro concesiones generales que engloban los actos que otorgan indulgencia parcial y una concesión especial donde se describen actos más puntuales.

Primera Concesión General

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, en el cumplimiento de sus obligaciones y en el sufrimiento de las dificultades de la vida, eleva su alma a Dios con humilde confianza, añadiendo —aunque sólo sea mentalmente— alguna piadosa invocación.

Con esta primera concesión los fieles cristianos son como llevados de la mano a cumplir el mandato de Cristo: «Hay que orar siempre sin desanimarse», y al mismo tiempo se les enseña a cumplir las propias obligaciones, de manera que conserven y aumenten la unión con Cristo.

Segunda Concesión General

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, movido por el espíritu de fe, pone su persona o sus bienes, con sentimientos de misericordia, al servicio de los hermanos necesitados.

Con la concesión de esta indulgencia, se incita al fiel cristiano a que, siguiendo el ejemplo y el mandamiento de Cristo Jesús, practique con más frecuencia obras de caridad o misericordia.

Sin embargo, no se enriquecen con indulgencia todas las obras de caridad, sino tan sólo las que se hacen «al servicio de los hermanos necesitados», como son los que carecen de comida o vestido para el cuerpo, o de instrucción o consuelo para el espíritu.

Tercera Concesión General

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, con espíritu de penitencia, se priva voluntariamente de alguna cosa lícita y agradable.

Esta tercera concesión es muy oportuna en nuestros días, en que, además de la ley, ciertamente muy suave, del ayuno y de la abstinencia de carne, es muy conveniente exhortar a los fieles a la práctica de ejercicios de penitencia. Así, se estimula al fiel cristiano a que, refrenando sus concupiscencias, aprenda a dominar su propio cuerpo y a identificarse con Cristo pobre y sufriente.

Pero la privación tendrá más valor si va unida a la caridad, según las palabras de san León Magno:

«Consagremos a la virtud lo que negamos al placer. Conviértase en alimento de los pobres la abstinencia del que ayuna»

Recordar que no entran aquí los que se hacen por ley o mandato como la abstinencia de carne los viernes o los ayunos del miércoles de ceniza y viernes santo.

Cuarta Concesión General

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, en circunstancias particulares de la vida cotidiana, dé testimonio explícito de la fe ante los demás.

Esta concesión estimula al fiel cristiano a profesar su fe ante los demás, para gloria de Dios y edificación de la Iglesia. (Es necesario recalcar la necesidad de que el testimonio sea explícito).

Concesiones Particulares

Recuerde que toda oración está cubierta por la concesión 1, por lo que omitiré las referidas a las oraciones y las incluiré al final, estás están porque son muy queridas a los fieles pero no significa que las otras no estén cubiertas.

Doctrina cristiana

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que trabaje en enseñar o aprender la doctrina cristiana.

Examen de conciencia y acto de contrición

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, especialmente al preparar la confesión sacramental,

  1. examine su conciencia con el firme propósito de enmienda;
  2. recite piadosamente cualquier fórmula legítima del acto de contrición (por ejemplo, “Yo, pecador”; el salmo «Desde lo hondo» (De profundis); el salmo «Misericordia, Dios mío, por tu bondad» (Miserere); los salmos graduales; los salmos penitenciales).

Recordar que se puede ganar indulgencia con lo mandado a Penitencia por el confesor, por ejemplo si manda a rezar el Rosario.

Uso de objetos de piedad

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, use con devota actitud interna algún objeto de piedad debidamente bendecido por cualquier sacerdote o diácono.

Oración mental

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, para su edificación personal, haga piadosamente oración mental.

Participación en la predicación sagrada

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que asista atenta y devotamente a otras formas de predicación sagrada de la Palabra de Dios (que no sean durante la santa Misión ya que estás son plenarias).

  1. Profesión de fe y actos de las virtudes teologales

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que:

  1. renueve las promesas del bautismo, valiéndose de cualquier fórmula usual;
  2. haga devotamente la señal de la cruz, diciendo las palabras de costumbre:

En el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén;

  1. rece piadosamente el Símbolo de los Apóstoles o el Símbolo niceno-constantinopolitano (que son los únicos dos formularios de Profesión de fe aprobados por la Iglesia, y que se usan indistintamente en la Misa);
  2. rece piadosamente los actos de las virtudes teologales, usando para ello cualquier fórmula legítima.

Por los fieles difuntos

Se concede indulgencia parcial, aplicable solamente a las Almas del Purgatorio, al fiel cristiano que:

  1. visite (recordar que entre el 1 y el 8 de noviembre se gana indulgencia plenaria) devotamente el cementerio y haga oración por los difuntos, aunque sea solo mentalmente;
  2. que rece piadosamente Laudes y Vísperas del Oficio de difuntos o la invocación “Dales, Señor, el descanso eterno”:

Dales, Señor, el descanso eterno y brille para ellos la luz perpetua. Que descansen en paz. Amén. (Ritual de exequias)

Lectura de la Sagrada Escritura

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que lea la Sagrada Escritura con la veneración debida a la palabra divina y a manera de lectura espiritual (recordar que si es por más de media hora se puede ganar indulgencia plenaria)

Si por una causa razonable el fiel cristiano no puede leer, se concede la indulgencia, plenaria o parcial, como se ha indicado, si el texto de la Sagrada Escritura es leído por otra persona o se escucha a través de un aparato de audio o de vídeo.

Visita a los lugares sagrados

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que visite devotamente el cementerio de los antiguos cristianos o catacumba.

Adoración del Santísimo Sacramento y procesión

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que:

  1. visite el Santísimo Sacramento para adorarlo;
  2. rece a Jesús presente en el Santísimo Sacramento alguna plegaria eucarística legítimamente aprobada (por ejemplo, la oración rimada “Te adoro devotamente” (Adoro te devote), la plegaria “Oh, sagrado Banquete” (O sacrum convivium) o las estrofas del himno “Adorad postrados” (Tantum ergo).

¡Oh, sagrado banquete, en que Cristo es nuestra comida, se celebra el memorial de su pasión, el alma se llena de gracia y se nos da la prenda de la gloria futura!

Adorad postrados este Sacramento.
Cesa el viejo rito; se establece el nuevo.
Dudan los sentidos y el entendimiento:
que la fe lo supla con asentimiento.

Himnos de alabanza,
bendición y obsequio; por igual la gloria
y el poder y el reino al eterno Padre
con el Hijo eterno y el divino Espíritu,
que procede de ellos. Amén.

V. Les diste pan del cielo.
R. Que contiene en sí todo deleite.

Oremos.

Oh, Dios que en este sacramento admirable nos dejaste el memorial de tu pasión, te pedimos nos concedas venerar de tal modo los sagrados misterios de tu cuerpo y de tu sangre, que experimentemos constantemente en nosotros el fruto de tu redención. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.

Comunión eucarística y espiritual

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, con cualquier fórmula aprobada, recite:

  1. un acto de comunión espiritual;
  2. una fórmula de acción de gracias después de la comunión (por ejemplo, “Alma de Cristo”; “Mírame, oh, bueno y dulcísimo Jesús”).

Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, purifícame.
Pasión de Cristo, confórtame.
Oh, Buen Jesús, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame
y mándame ir a ti,
para que con tus santos te alabe
por los siglos de los siglos. Amén.

(Misal Romano, acción de gracias después de la Misa)

Mírame, oh, bueno y dulcísimo Jesús: en tu presencia me postro de rodillas, y con el mayor fervor de mi alma te pido y suplico que imprimas en mi corazón, dulcísimo Jesús, vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y propósito firmísimo de enmendarme; mientras con gran afecto y dolor considero y contemplo en mi alma tus cinco llagas, teniendo ante mis ojos aquello que ya el profeta David ponía en tus labios acerca de ti: «Me taladran las manos y los pies, puedo contar todos mis huesos» (Sal 21 (22), 17-18).

(Misal Romano, acción de gracias después de la Misa).

Plegarias a la Santísima Virgen María

El rezo del Santo Rosario fuera de las circunstancias para ganar indulgencia plenaria, la indulgencia será parcial.

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que:

  1. rece piadosamente el cántico “Proclama mi alma” (Magníficat);
  2. al amanecer, al mediodía y al atardecer, rece devotamente la plegaria “El ángel del Señor”(Ángelus) con los versículos y la oración propia, o bien en el tiempo pascual la antífona “Reina del cielo” (Regina Caeli), también con su oración correspondiente;
  3. eleve fervorosamente a la Virgen María alguna de las oraciones aprobadas (por ejemplo, “María, Madre de gracia”; “Acuérdate, o piadosísima Virgen María”; “Dios te salve, Reina y Madre”; “Santa María, socorre a los desgraciados”; “Bajo tu protección”).

El ángel del Señor (Ángelus)

V. El ángel del Señor anunció a María.

R. Y concibió del Espíritu Santo. (Dios te salve, María).

V. He aquí la esclava del Señor.

R. Hágase en mí según tu palabra. (Dios te salve, María).

V. Y el Verbo se hizo carne.

R. Y habitó entre nosotros (Dios te salve, María).

V. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.

R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Jesucristo.

Oremos.

Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros, que, por el anuncio del ángel, hemos conocido la encarnación de tu Hijo, para que lleguemos por su pasión y su cruz a la gloria de la resurrección. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

(Misal Romano: Domingo IV de Adviento, oración colecta).

Reina del cielo (Regina Caeli)

Reina del cielo, alégrate, aleluya,
porque el Señor, a quien has merecido llevar, aleluya,
ha resucitado, según su palabra, aleluya. Ruega al Señor por nosotros, aleluya.

V. Goza y alégrate, Virgen María. Aleluya.

R. Porque resucitó verdaderamente el Señor. Aleluya.

(Liturgia de las Horas, tiempo pascual, Completas).

Oremos.

Oh, Dios, que por la resurrección de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, has llenado el mundo de alegría, concédenos, por intercesión de su Madre, la Virgen María, llegar a alcanzar los gozos eternos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

(Misal Romano, Común de santa María Virgen, tiempo pascual, oración colecta).

María, Madre de gracia, Madre de misericordia, defiéndenos del enemigo y acógenos en la hora de la muerte.

Acuérdate, oh piadosísima Virgen María, que jamás se ha oído decir que uno solo de cuantos han acudido a tu protección e implorado tu socorro haya sido desamparado por ti. Yo, pecador, animado con esta confianza, acudo a ti, oh, Madre, Virgen de las vírgenes; a ti vengo, ante ti me presento gimiendo. No desprecies, Madre del Verbo, mis súplicas, antes bien inclina a ellas tus oídos y dígnate atenderlas favorablemente. Amén.

Dios te salve, Reina y Madre de misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra; Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva; a ti suspirarnos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas. Ea, pues, Señora, abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. ¡Oh, clementísima, oh, piadosa, oh, dulce Virgen María!

(Liturgia de las Horas, tiempo ordinario, Completas).

Santa María, socorre a los desgraciados, ayuda a los apocados, consuela a los afligidos, ruega por el pueblo, preocúpate por el clero, intercede por las mujeres; que experimenten tu ayuda cuantos te recuerdan con piedad.

Bajo tu protección nos acogemos, santa Madre de Dios; no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestras necesidades; antes bien, líbranos siempre de todo peligro, oh Virgen gloriosa y bendita.

(Liturgia de las Horas, tiempo ordinario, Completas).

Oración al ángel custodio

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que invoque devotamente a su ángel custodio con una oración debidamente aprobada (por ejemplo, la siguiente):

Ángel de Dios, tú que eres mi custodio, a mí, que he sido encomendado a ti por la piedad celestial, ilumíname, guárdame, dirígeme y guíame. Amén.

Oraciones en honor de san José

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que invoque devotamente a san José, Esposo de la Virgen María, con una oración debidamente aprobada (por ejemplo, la siguiente):

A ti, bienaventurado san José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de tu santísima Esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio. Por aquella caridad que con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, te tuvo unido y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su sangre adquirió Jesucristo, y por su poder y auxilio socorras nuestras necesidades. Protege, oh, providentísimo custodio de la divina Familia, a la escogida descendencia de Jesucristo; aparta de nosotros, padre amantísimo, toda mancha de error o de corrupción; asístenos propicio desde el cielo, fortísimo libertador nuestro, en esta lucha con el poder de las tinieblas; y así como en un tiempo salvaste de la muerte la amenazada vida de Jesús Niño, defiende ahora a la Iglesia santa de Dios de las asechanzas de sus enemigos y de toda adversidad, y a cada uno de nosotros protégenos con perpetuo patrocinio, para que, a ejemplo tuyo y sostenidos por tu auxilio, podamos santamente vivir, piadosamente morir y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén.

Oraciones en honor de los santos apóstoles Pedro y Pablo

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que rece devotamente una oración a los santos apóstoles Pedro y Pablo.

Santos apóstoles Pedro y Pablo, interceded por nosotros.

Protege Señor, a tu pueblo y, ya que confía en la protección de tus apóstoles Pedro y Pablo, guárdalo y protégelo siempre. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oraciones en honor, de los demás santos y de los beatos

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que en el día de la celebración litúrgica de cualquier santo rece en su honor una oración tomada del Misal Romano, u otra aprobada por la legítima autoridad.

Novenas, letanías y Oficios parvos

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que:

  1. participe devotamente en una novena celebrada públicamente (por ejemplo, antes de la solemnidad de la Natividad del Señor, de Pentecostés o de la Inmaculada Concepción de la Virgen María); adviértase que, de entre las numerosas novenas existentes, se destacan estas, tan caras a la piedad popular.
  2. recite devotamente una de las letanías aprobadas (por ejemplo, del Santísimo Nombre de Jesús, del Sagrado Corazón de Jesús, de la Preciosísima Sangre de nuestro Señor Jesucristo, de santa María Virgen, de san José, de los santos);
  3. rece devotamente uno de los Oficios parvos legítimamente aprobados (por ejemplo, de la Pasión de nuestro Señor Jesucristo, del Sagrado Corazón de Jesús, de santa María Virgen, de la Inmaculada Concepción, de san José).

Oraciones de las Iglesias Orientales

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, según el tiempo y la circunstancia, recite devotamente alguna de las oraciones siguientes:

Oración de acción de gracias (de la tradición armenia); Oración vespertina, Oración por los difuntos (de la tradición bizantina); Oración del Santuario, Oración «Lakhu Mara» o «A ti, Señor» (de la tradición caldea); Oración del incienso, Oración por la glorificación de María, Madre de Dios (de la tradición copta); Oración por el perdón de los pecados, Oración para alcanzar el seguimiento de Cristo (de la tradición etíope); Oración por la Iglesia, Oración de despedida después de la celebración litúrgica (de la tradición maronita); Intercesiones por los difuntos de la Liturgia de Santiago (de la tradición siro-antioquena).

Oraciones por los bienhechores (la Iglesia fomenta y premia la virtud de la gratitud)

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que, movido por un afecto sobrenatural de gratitud, recite devotamente una oración por los bienhechores, debidamente aprobada (por ejemplo, la siguiente).

Señor, a todos los que por amor a ti se han hecho nuestros bienhechores, dígnate recompensarlos con la vida eterna. Amén.

Oraciones por los pastores de la Iglesia

Se concede indulgencia parcial a los fieles que:

  1. Con espíritu de filial devoción recite por el Sumo Pontífice alguna prez aprobada, como por ejemplo Oremus pro Pontifice nostro N.
  2. De la misma manera, en el inicio del ministerio pastoral del obispo eparquial o diocesano, recite alguna oración por ellos, tomada del Misal.

Preces y súplicas en la acción de gracias

Se concede indulgencia parcial al fiel cristiano que:

1° al inicio o al terminar el día;

2° al comenzar o finalizar un oficio;

3° antes o después del descanso;

…recitaren devotamente algunas preces de súplica o acción de gracias legítimamente aprobadas, como por ejemplo, Actiones nostras; Adsumus; Agimus Tibi gratias; Benedic, Domine; Domine, Deus omnipotens; Exaudi nos; Te Deum; Veni, Creator; Veni, Sancte Spiritus; Visita, quaesumus, Domine):

Actiones nostras

Te rogamos, Señor, que prevengas nuestras acciones con tu inspiración y que las acompañes con tu ayuda, para que así toda nuestra oración y obra comience siempre en Ti, y por Ti se concluya.

(Prex ad auxilium divinum ante quamlibet actionem implorandum; Misal Romano, feria V post Cineres, collecta; Liturgia de las Horas, I hebd. feria II, ad Laudes)

Adsumus, Domine, Sancte Spiritus

Aquí estamos, Señor, Espíritu Santo, aquí estamos, agobiados por el peso de nuestros pecados, pero particularmente congregados en tu nombre.

Ven a nosotros, quédate con nosotros y dígnate penetrar en nuestros corazones.

Enséñanos lo que tenemos que hacer, hacia dónde hemos de tender y muéstranos cuál ha de ser nuestro objetivo, para que, con tu ayuda, podamos complacerte en todo.

Sé tú el único inspirador y autor de nuestras decisiones, tú que eres el único que, con Dios Padre y su Hijo, posees un nombre glorioso.

No permitas que obremos contra justicia, tú que amas al máximo la equidad. Que la ignorancia no nos extravíe, que el favoritismo no nos doblegue, que no nos dejemos sobornar por favores, dádivas o influencias.

Que el don de tu gracia nos una eficazmente a ti, de manera que estemos identificados contigo y en nada nos desviemos de la verdad; para que así reunidos en tu nombre, en todos los asuntos moderemos la justicia con la piedad; de este modo lograremos en esta vida una plena sintonía contigo, y en la otra alcanzaremos por nuestra buena conducta el premio eterno. Amén.

(Esta oración se acostumbra a rezar antes de una reunión, para tratar en común algún asunto).

Te damos gracias por todos tus beneficios, oh, Dios omnipotente, tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. (Oración de acción de gracias)

Bendícenos, Señor, a nosotros y estos dones tuyos que vamos a tomar y que hemos recibido de tu generosidad. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. (Bendicional, 785)

Señor, Dios todopoderoso, que nos has hecho llegar al comienzo de este día, sálvanos hoy con tu poder, para que no caigamos en ningún pecado, sino que nuestras palabras, pensamientos y acciones sigan el camino de tus mandamientos. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. (Liturgia de las Horas, semana II, lunes, en Laudes)

Señor; Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, escucha nuestra oración, y dígnate enviar del cielo a tu santo ángel, para que custodie, anime, proteja, visite y defienda a todos los que moran en esta casa. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Ven, Espíritu Santo, llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos la llama de tu amor. (Liturgia de las Horas, Domingo de Pentecostés)

Visita, Señor, esta habitación: aleja de ella las insidias del enemigo; que tus santos ángeles habiten en ella y nos guarden en paz, y que tu bendición permanezca siempre con nosotros. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. (Liturgia de las Horas, Completas de las solemnidades)

Descargarte la aplicación Liberando Almas del purgatorio que te ayudará junto con otras oraciones avisándote de los momentos y días para ganarlas.

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