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Milagros Eucarísticos

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Aunque mucha gente piense que los milagros son cosas escasas y muy raras en nuestros tiempos y más bien son cosas de los primeros tiempos de la iglesia allá con los primeros apóstoles, en verdad son algo muy frecuente, y en el caso de la eucaristía de da al revés, siendo escasos en los primeros tiempos y bastante frecuentes en estos últimos, como si el amor de Dios nos apurara a convencernos de que es real y de la magnitud de su amor. El primer milagro eucarístico del que se tiene registro es el de Lanciano en el siglo 8, el siguiente el de Bolsena en el siglo 13, o sea pasaron alrededor de 500 años, a partir de aquí los años se irán reduciendo haciéndose estos más frecuentes, hasta llegar a nuestra época donde por ejemplo, en la Catedral de Buenos Aires hubo tres en un período de menos de 10 años en la década de 1990, y en distintas partes del mundo se repiten casi con la misma frecuencia. Parece que Dios nos quiere decir algo y como no lo escuchamos nos habla más seguido.

Voy a mostrarles solo tres, los dos primeros y el de Buenos Aires en el cual intervino nuestro Papa Francisco cuando era Cardenal en la misma.

El milagro de Lanciano

Milagro de Lanciano

En el siglo VIII, un monje de la Orden de San Basilio. en Lanciano, Italia, estaba experimentando dudas acerca de la presencia real de Jesús en la Eucaristía. En medio de una Misa, mientras decía las palabras de la consagración, vio cómo el pan se transformó en carne humana y la sangre se coaguló en cinco coágulos. Se puede visitar la carne y la sangre milagrosa en la Iglesia de San Francisco de Lanciano, Italia.

Fue sometido al análisis científico del Dr. Odoardo Linoli, jefe de servicio de los Hospitales Reunidos de Arezzo y profesor de anatomía e historia patológica y de química y microscopia clínica; y el Dr. Ruggero Bertelli, profesor emérito de anatomía humana en la Universidad de Siena.

Los resultados de su informe, con fecha 4 de marzo de 1971 son los siguientes:

– La carne es verdadera carne.
– La sangre es verdadera sangre.
– La carne pertenece al tejido muscular del corazón (miocardio, endocardio y nervio vago).
– La carne y la sangre son del mismo tipo AB y pertenecen a la especie humana. Es el mismo tipo de sangre encontrado en la Sábana Santa de Turín.
– Se trata de carne y sangre de una persona viva,ya que la sangre es la misma que se habría podido tomar ese día de un ser vivo.
– En la sangre fueron encontrados, además de las proteínas normales, los siguientes minerales: cloretos, fósforos, magnesio, potasio, sodio y calcio.
– La conservación de la carne y la sangre, dejados en estado natural por 12 siglos y expuestos a la acción de agentes atmosféricos y biológicos, permanece un fenómeno extraordinario.

Los científicos dijeron a los monjes: “Es el Verbo hecho Carne”.

El Milagro de Bolsena

El Milagro de Bolsena

Jesús había pedido a la beata Juliana de Cornillon (1258) la introducción de la fiesta del “Corpus Christi” en el calendario litúrgico de la Iglesia. El sacerdote Pedro de Praga, de Boemia, celebró una Misa en la cripta de Santa Cristina, en Bolsena, y entonces, ocurrió el milagro: de la hostia consagrada cayeron gotas de sangre sobre el corporal… El Papa Urbano IV (1262-1264), residía en Orvieto y ordenó al obispo Santiago llevar las reliquias de Bolsena a Orvieto. El Papa emitió la Bula Transiturus de mundo, el 11 de agosto de 1264, donde prescribió que el Jueves después de la octava de Pentecostés, sea celebrara la fiesta en honor del Cuerpo del Señor. Santo Tomás de Aquino fue encargado por el papa de componer el Oficio de la celebración. En 1290 fue construida la Catedral de Orvieto, llamada “lirio de las catedrales”.

Actualmente, este corporal se mantiene en exhibición en la catedral de Orvieto.

El milagro Eucarístico que presenció el Papa Francisco

El Milagro de Buenos Aires

Uno de los milagros Eucarísticos más recientes tiene como protagonista al Papa. En 1996, el Papa Francisco, entonces Arzobispo de Buenos Aires, fue testigo directo del milagro Eucarístico ocurrido en una Iglesia de la capital bonaerense. Alguien había abandonado una Hostia consagrada, dejándola en un candelabro.

El sacerdote, en lugar de consumirla, decidió colocarla en un recipiente con agua en el Sagrario de la capilla del Santísimo Sacramento, esperando que se disolviera.

Pero pocos días después, la Hostia se había convertido en una sustancia sanguinolenta.

Por ese motivo el cardenal Bergoglio encargó un análisis científico al Dr. Ricardo Castañon Gómez quien consultó a varios expertos internacionales en medicina forense especialistas en los campos de sangre y tejido.

Examinada científicamente, resultó ser una muestra de un corazón humano vivo, sometido a estrés severo (traumatizado o golpeado), que era imposible, científicamente, que se hubiera mantenido en agua conservando sus células con vida. El laboratorio informó además de que la muestra de tejido parecía estar aún con vida, ya que las células se movían o latían como lo harían en un corazón humano vivo.

El cardiólogo forense que la analizó, dijo:

«El material analizado es un fragmento del músculo del corazón que se encuentra en la pared del ventrículo izquierdo, cerca de las válvulas. Este músculo es responsable de la contracción del corazón. Hay que tener en cuenta que el ventrículo cardíaco izquierdo bombea sangre a todas las partes del cuerpo. El músculo cardíaco está en una condición inflamatoria y contiene un gran número de células blancas de la sangre. Esto indica que el corazón estaba vivo en el momento en que se tomó la muestra.

Mi argumento es que el corazón estaba vivo, ya que las células blancas de la sangre mueren fuera de un organismo vivo. Él requiere de un organismo vivo para mantenerlo. Por lo tanto, su presencia indica que el corazón estaba vivo cuando se tomó la muestra. Lo que es más, estas células blancas de la sangre habían penetrado el tejido. Lo que indica, además, que el corazón había estado bajo estrés severo, como si el propietario hubiera sido severamente golpeado en el pecho».

Los científicos que hicieron el estudio no sabían que era una Hostia

Se lo dijeron luego de los análisis y quedaron asombrados. Mostraron que la Hostia se había transformado en una parte del ventrículo izquierdo del músculo del corazón, de una persona de aproximadamente 30 años, cuya sangre era del grupo AB y que había sufrido mucho al morir, con seguridad maltratado y golpeado.

Concluyeron que las características de la sangre del milagro de Buenos Aires, resultaban coincidentes con las de la sangre de la Sábana Santa de Turín, del Santo Sudario de Oviedo, y de la también Hostia sangrante del milagro de Lanciano (Italia). Además, coinciden en afirmar que:

– las muestras corresponden a la misma persona,
– que nació y vivió en medio oriente,
– que la carne es actualmente un tejido que está vivo a pesar de los años.

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