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La coronilla o rosario de la Divina Misericordia

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Rosario de la Divina Misericordia

Como rezar la coronilla de la Divina Misericordia

El rosario o coronilla de la Divina Misericordia se reza usando un rosario común.

  1. La señal de la Cruz: En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
  2. Oración al principio: Primero se reza una vez el Padre Nuestro, el Ave María y el Credo de los Apóstoles.
  3. Padre Nuestro: Padre Nuestro, que estás en el cielo, santificado sea Tu nombre; venga a nosotros Tu reino; hágase Tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
  4. Ave María: Dios te salve María, llena eres de gracia, el Señor es contigo, bendita eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.
  5. Credo de los Apóstoles: Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, Su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
    Creo en el Espíritu Santo, la santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.
  6. En las cuentas grandes del Padre Nuestro en el Rosario tradicional antes de cada decena: Padre Eterno, Te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de Tu Amadísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación de nuestros pecados y los del mundo entero (476).
  7. En las 10 cuentas pequeñas de cada decena: Por Su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
  8. Repita el “Padre Eterno” y los 10 “Por Su dolorsa Pasión”: (Números 6 y 7) Rece cuatro decenas más hasta completar el Rosario común.
  9. Después de las cinco decenas, la doxología final (tres veces): Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero.

En la aplicación Divina Misericordia para celular o móvil se encuentra esta oración con ayuda para rezarla entre otras oraciones Descargala ahora para llevarla a cualquier lado.

Así que si necesitas pedir o rezar por un enfermo, moribundo o por cualquier necesidad ya sea trabajo o estudio, o para lograr una conversión no dudes en rezarla ya que la misericordia de Dios se derrama abundantemente sobre los que la piden.

Las promesas de Jesús a los que oran esta corona

Jesús asoció grandes promesas a esta oración, siempre y cuando se viva la devoción correctamente, es decir, en un espíritu de confianza hacia Dios y de misericordia hacia el prójimo. Esta confianza debería expresarse por la perseverancia en la oración; cuanto más confianza haya en la oración, tanto más perseverancia habrá en el rezo de la Coronilla. Jesús dijo a Sor Faustina que a través de la Coronilla se podrá recibir todo lo que se pida, pero nunca afirmó que la respuesta sería inmediata, justo después de haberla rezado una sola vez, a excepción de la gracia de una buena muerte. En su „Diario”, Sor Faustina describe situaciones en las que sus peticiones fueron oídas después de haber rezado la Coronilla una sola vez; por ejemplo, después de una gran tormenta (Diario 1731), u otra vez, cuando rezaba la Coronilla sin cesar para suplicar la lluvia (Diario 1128). En otras ocasiones, cuando rezaba acompañando a personas agonizantes en el momento de su muerte, bastaba rezar la Coronilla una sola vez para que fuera concedida la gracia de una muerte feliz y serena; en cambio, en otra ocasión parecida, hubo que rezarla varias veces, porque en aquella ocasión el alma en cuestión necesitaba de una gran ayuda mediante la oración (Diario 1035).

Jesús asoció al rezo confiado de la Coronilla de la Divina Misericordia la promesa de conseguir cualquier gracia, cuando dijo: A quienes recen esta coronilla, Me complazco en darles lo que Me pidan (Diario 1541), y agregó: si (…) no se pide algo que pueda oponerse a Mi voluntad (Diario 1731). La voluntad de Dios es una expresión de su amor hacia el hombre, y por lo tanto todo lo que pueda ser contrario a su voluntad, significa que es algo malo o perjudicial para el hombre, y por eso el Padre Celestial no puede concederlo, puesto que Él sólo desea el bien para el hombre en la perspectiva de la eternidad. En esta promesa general, no sólo se trata de las gracias sobrenaturales, sino también de los bienes o beneficios temporales.

Hay también unas promesas particulares referentes a la hora de la muerte, o más precisamente hablando, a la gracia de poder morir en estado de gracia, sin miedo ni terror alguno. Estas gracias no sólo están reservadas para las personas que al morir recen la Coronilla de la Divina Misericordia, sino también a aquellas por las que se rece la Coronilla en la hora de su agonía. Defenderé como Mi gloria a cada alma que rece esta coronilla en la hora de la muerte, o cuando los demás la recen junto al agonizante, quienes obtendrán el mismo perdón. Cuando cerca del agonizante es rezada esta coronilla, se aplaca la ira divina y la insondable misericordia envuelve al alma y se conmueven las entrañas de Mi misericordia por la dolorosa Pasión de Mi Hijo (Diario 811). La gracia de una buena muerte, es decir, de la conversión y el perdón de los pecados, Jesús la prometió, incluso con sólo rezar una sola vez la Coronilla en el espíritu de la devoción a la Divina Misericordia, o sea, en un espíritu de confianza hacia Dios (con fe, esperanza, caridad y humildad, así como con un profundo arrepentimiento por los pecados cometidos) y con una disposición para ejercer la misericordia al prójimo. Hasta el pecador mas empedernido, si reza esta coronilla una sola vez, recibirá la gracia de Mi misericordia infinita (Diario 687).

La magnitud de las gracias asociadas a esta oración fue expresada por las palabras de Jesús a Sor Faustina: por el rezo de esta coronilla acercas a Mí la humanidad (Diario 929). Los sacerdotes deben recomendarla a los pecadores como la ultima tabla de salvación (Cf. Diario 687).

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