El Amor es la esencia de Dios mismo que por su naturaleza es infinito, y tan es así que nos ama infinitamente, y su prueba más grande es que “El verbo se hizo carne y habitó entre nosotros”
Y no solo eso, sino que sufrió y padeció por nosotros hasta la muerte y muerte de cruz.
La representación del amor es el corazón y hablar del Sagrado Corazón de Jesús es hablar del infinito Amor que nos tiene y de lo mucho que sufre nuestro desprecio.
Este Sagrado Corazón que desborda de amor por nosotros tiene dos aspectos, la gracia infinita sobre nosotros para nuestra salvación que se puede ver representada también en la Divina Misericordia, como en el alivió que debemos darle por las innumerables ofensas hacia Él por parte de la humanidad entera.
En cuanto al Inmaculado Corazón de María también representa el amor de madre que nos tiene y sufre por cada uno de sus hijos que se pierden y quiere que todos se salven.
Pero además también sufre por las innumerables ofensas que las personas le prodigan, pues como dicen los exorcistas como el Padre Fortea, es la criatura que más odia el demonio y por lo tanto la que más atacan sus hijos.
Pero hay algo más en el corazón de María y es que late al unísono con el corazón de su Hijo, Jesús, pues sus deseos son los mismos y por lo tanto intenta llevar a la mayor parte de las personas al Sagrado Corazón de su hijo.
Y a su vez su hijo se sirve de su Madre y le encarga esta misma tarea por lo que teje una red de amor y salvación de tal manera que si no es por uno será por el otro pero el camino de ambos terminan en el mismo lugar.
Esta imagen de los dos corazones unidos debería ser tres, con el nuestro ya que al final nuestro destino es el de María, latir al unisono con el corazón de Jesús y eso es algo que debemos empezar a hacer aquí mismo y desde ahora en nuestras vidas.
Amando los corazones de Jesús y María
Cómo podemos hacer esto, pues con dos cosas, la primera llevando almas a Jesús y a María, incluso pidiendo más oportunidades y gracias para la conversión de las mismas, lo segundo es reparando y consolando a los corazones de Jesús y María.
Para ello, aparte de trabajar para llevar una vida ejemplar podemos orar y hacer sacrificios, tanto para la conversión como para la reparación, propia como del prójimo.
Promesas del Sagrado Corazón de Jesús
La Gran Promesa del Corazón Inmaculado de María
La Eucaristía
La comunión del primer viernes
El Rosario
La Coronilla de las Virtudes – Medjugorje –
Los 5 primeros Sábados
Las 5 Piedras – Medjugorje –
Actos de Consagración y Reparación
Novenas
Letanías
Oraciones y Prácticas
Milagros Eucarísticos
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Promesas del Sagrado Corazón de Jesús
Promesas principales hechas por el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita de Alacoque:
- A las almas consagradas a mi Corazón, les daré las gracias necesarias para su estado.
- Daré la paz a las familias.
- Las consolaré en todas sus aflicciones.
- Seré su amparo y refugio seguro durante la vida, y principalmente en la hora de la muerte
- Derramaré bendiciones abundantes sobre sus empresas
- Los pecadores hallarán en mi Corazón la fuente y el océano infinito de la misericordia
- Las almas tibias se harán fervorosas
- Las almas fervorosas se elevarán rápidamente a gran perfección
- Bendeciré las casas en que la imagen de mi Sagrado Corazón esté expuesta y sea honrada.
- Daré a los sacerdotes la gracia de mover los corazones empedernidos
- Las personas que propaguen esta devoción, tendrán escrito su nombre en mi Corazón y jamás será borrado de él.
- A todos los que comulguen nueve primeros viernes de mes continuos, el amor omnipotente de mi Corazón les concederá la gracia de la perseverancia final.
La Gran Promesa del Corazón Inmaculado de María
A todos aquellos que durante cinco meses, en el primer sábado, se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen cinco decenas del Rosario y me hagan quince minutos de compañía meditando sobre los quince misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para su salvación.
La Eucaristía
La Eucaristía es el centro, porque es el mismo Cristo, no hay forma terrena de estar más cerca de Él sino es a través de ella. Y no es acaso el deseo más grande del Sagrado Corazón tenernos a todos dentro de Él. Y no es acaso el deseo de quien ama a Cristo tenerlo con uno.
Es el mismo Amor que quiso quedarse con nosotros para que al consumirlo lo tengamos a Él mismo y Él mismo nos tiene a nosotros. Porque:
“El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él.” (Juan, 6,56)
Por eso no existe devoción al Sagrado Corazón de Jesús sin que la Eucaristía sea el centro y por lo mismo tampoco existe devoción al Inmaculado Corazón de María sin la Eucaristía porque el Corazón de la Madre lleva al Corazón del Hijo.
Hay que disfrutar de esos breves momentos en que todos los corazones se funden en uno y el amor fluye entre todos, figura de la dicha en la eternidad que tanto añora nuestro corazón dañado por el pecado.
Y si la Eucaristía es el centro el mejor lugar para recibirla es dentro de la Misa donde además de alimentarnos con su cuerpo lo hacemos con su palabra y donde hacemos presente su supremo sacrificio y se derraman todas las gracias y bendiciones a nosotros, al mundo entero y al purgatorio.
Contémplala, adórala y cómela, porque no hay mensaje nuevo solo es el mismo desde siempre repetido de mil formas distinta a través de los años a ver si nos damos cuenta de cuanto Dios nos ama y de cuanto lo necesitamos.
La comunión del primer viernes
“Yo te prometo, en la excesiva misericordia de mi Corazón, que su amor omnipotente concederá a todos aquellos que comulguen nueve Primeros Viernes de mes seguidos, la gracia de la penitencia final: No morirán en desgracia mía, ni sin recibir sus Sacramentos, y mi Corazón divino será su refugio en aquél último momento.”
Eso le dijo el Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque.
Entonces consiste en comulgar el primer viernes de cada mes durante nueve meses seguidos. Esfuérzate en no interrumpirlos. Si por alguna causa has dejado de comulgar un solo primer Viernes, has de empezar otra vez.
Si uno comulgase en pecado mortal en un primer Viernes, haría una injuria al sagrado Corazón de Jesús, cometería un grave sacrilegio y no alcanzaría la gracia prometida por Dios, teniendo que empezar otra vez la serie de los nueve primeros Viernes.
Condiciones para ganar esta gracia:
- Recibir la Sagrada Comunión durante nueve primeros viernes de mes de forma consecutiva y sin ninguna interrupción (obviamente, sin estar en pecado mortal, por ejemplo, por faltar a la Misa dominical). Se sugiere confesión con intención de reparar las ofensas al Sagrado Corazón.
- Tener la intención de honrar al Sagrado Corazón de Jesús y de alcanzar la perseverancia final.
- Ofrecer cada Sagrada Comunión como un acto de expiación por las ofensas cometidas contra el Santísimo Sacramento.
Los 5 primeros Sábados
La Virgen de Fátima y luego también Jesús, pidieron a Sor Lucía realizar y difundir la devoción de los cinco primeros sábados de mes en honor del Inmaculado Corazón de María.
Esta devoción consiste en que cada primer sábado de mes, durante cinco meses seguidos, se realicen diversos actos de piedad con la intención de reparar los pecados contra el Inmaculado Corazón de María.
¿Cómo practicar la devoción?
Los actos de piedad cada primer sábado de mes son: confesarse (de preferencia ese mismo día o unos días antes), comulgar, rezar el Rosario completo y hacerle compañía a María al menos quince minutos, meditando los misterios del Rosario.
¿Qué obtiene quien practique esta devoción?
La Virgen María promete a su hijo “asistirle en la hora de su muerte con las gracias necesarias para que pueda salvarse”, es decir, tener la posibilidad de no morir en pecado mortal. Esta devoción no es un “pase gratuito” para librarse del infierno a los que mueran sin arrepentirse.
¿Por qué en sábado?
Santo Tomás de Aquino decía que el sábado siguiente al Viernes Santo, la única que permaneció firme en su fe fue María, y por eso la Iglesia, para honrarla, le dedica ese día.
¿Por qué cinco sábados?
Jesús se le apareció a sor Lucía en la noche del 29 al 30 de mayo de 1930 y le explicó que “hay cinco tipos de ofensas y blasfemias pronunciadas contra el Inmaculado Corazón de María”.
La primera es en contra de su Inmaculada Concepción; segundo, contra su virginidad perpetua; tercero contra su maternidad divina, rehusando recibirla como Madre de la humanidad; en cuarto lugar, los que procuran infundir en los corazones de los niños, la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia la Madre Inmaculada; y finalmente, los que la insultan directamente en sus sagradas imágenes.
Las 5 Piedras – Medjugorje –
Cuando David salió de su tienda para enfrentarse al temible gigante Goliat, tomó del suelo cinco piedras, única munición para su honda. A pesar de su desproporcionada dimensión respecto a su rival y la aparente precariedad de sus armas, Dios intercedió para que aquel joven, que tenia puesta su confianza en El, obtuviera una victoria que aún hoy sigue maravillándonos. En estos tiempos actuales, nuestro Goliat es el demonio que en todo momento busca destruirnos. María, nuestra mejor aliada, en su sabiduría e inteligencia, nos proporciona la solución más eficaz y segura para salir victoriosos: Las Cinco Piedras Las 5 piedras que La Reina de la Paz nos proporciona son: La oración con el corazón, el ayuno, la confesión, la Eucaristía y la lectura de la Biblia, son los puntos que María nos da para recorrer un camino de santidad, de paz, de transformación interior totalmente asegurado, un camino sencillo, accesible a todos”.
- LA ORACIÓN “hijos, orad, la oración es el fundamento de vuestra paz” Si no tienen paz en sus corazones poco importa todo lo demás. Pueden perder la paz un momento como dice San Serafín de Sarov, pero enseguida poniéndose en oración, hundiéndose en la oración encontrarán la paz nuevamente. “Si vivís angustiados, con estrés, es que todavía no oráis con el corazón”. Esta palabra “con el corazón” nunca acabaremos de entenderla, no se trata de cumplir, de escuchar Misa, de rezar el rosario rápidamente, no se trata de eso. “Dedicad tiempo a Dios” Dios nunca vendrá a nosotros rezando de esta manera, para que Dios establezca su morada en nosotros, para que la unción del Espíritu Santo y su soplo nos visite, hay que tomar tiempo.
- EL AYUNO Tienen que perseverar en la oración y el ayuno. Ayunar a pan y agua, los miércoles y viernes. Pueden comenzar absteniéndose de las comidas o del desayuno, ustedes verán la forma con la que cada uno puede comenzar poco a poco a hacer sus ayunos.María dijo: “La Iglesia Católica olvidó el ayuno. Por la oración y el ayuno hijitos, pueden obtener cualquier cosa”. ¿Desean la conversión de alguien de sus familias?, pónganse a orar a ayunar y verán el cambio.
- LA LECTURA DE LA BIBLIA Vicka le pregunto a la Virgen: ¿por qué lloras? “porque los cristianos dejaron de leer la Palabra de Dios”. La Virgen pide de leer la Biblia diariamente, aunque empecemos con 10 min. La Virgen dice: “Pongan la Biblia en el centro de sus casas, para que recuerden leerla en familia todos los días”. Cosas muy sencillas, claro. Un corazón que no recibe todos los días el Pan de la Palabra, se muere. Vivir el Evangelio, no vivir en la ignorancia causa de muchos males.
- LA CONFESIÓN “Hijos si no os confesáis mensualmente, será muy difícil para vosotros convertiros”. La confesión, pero la verdadera confesión, no como el 80% de los casos en que me acerco al sacerdote y digo esto, esto y eso y me “limpio”, me quito la ropa sucia, la pongo en la lavadora, aprieto el botón y listo. Eso no es confesarse. La confesión necesita el arrepentimiento, por ejemplo: he faltado a misa el domingo, pero esto no es pecado, el pecado es que no amas a Dios y hasta llegas a no tener ninguna clase de arrepentimiento por no haber ido a Misa, no hay arrepentimiento porque no hay amor, entonces, tampoco hay confesión. Son nuestros pecados que clavaron a Cristo sobre la Cruz, no es un chiste, como dijo Jesús a Santa Catalina: ¡No es para reír que he muerto sobre la cruz para ti! La confesión es para descubrir mis pecados y corregirme, no solamente confesarme por confesarme, tener un mes o quince días para volver a pecar y seguir en lo mismo al fin que de todas maneras me confesaré al siguiente mes.
- LA EUCARISTÍA Vuelvo a insistir sobre lo mismo, recibir la Eucaristía con el corazón, es terrible ver hoy, como muchos viven la Misa. La Virgen dice: “Si no os preparáis para vivir la Misa con un corazón abierto, mejor quedaos en casa”. A la Misa hay que llegar a tiempo, prepararse, disponerse a la oración 10 minutos antes, no llegar tarde, corriendo. “En ningún otro lugar mi hijo derrama tantas gracias como en la Eucaristía, comulgar es más que ser vidente”, dice la Virgen. La Eucaristía debe ser el centro de nuestra vida, y saben lo que dice la Virgen: “Hijos, asistid a Misa cada vez que las circunstancias lo permitan”. La Eucaristía es el lugar donde Dios nos transforma. Todos los Sacramentos, toda la devoción, toda la vida espiritual me conduce a la Eucaristía. Es increíble, pero si lo recibimos, sabemos que la Eucaristía actúa en nosotros en la medida de nuestra fe y de nuestro deseo de Dios. Si lo recibo de una manera distraída, hablando con mi vecino, no se hará ningún efecto en mí, Jesús necesita mi permiso para actuar, me respeta.
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