La consagración de algo es reservarlo para ser usado exclusivamente en lo sagrado, cuando nos consagramos a Jesús y María estamos diciendo que voluntariamente nos apartamos del mundo para ser usados por ellos en las cosas que ellos quieran, es decir nos comprometemos a dejar nuestra voluntad de lado y someternos a la de ellos, por lo que en cualquier situación que nos pongan debemos aceptar su voluntad y dar gracias que nos permiten participar en el plan de salvación. Por eso las consagraciones no son algo para tomar a la ligera como le pasó a María Simma que al consagrarse de joven a la virgen María esta se la entregó a las almas del purgatorio para que le pidieran ayuda y de hecho pasó su vida recibiendo visitas de las mismas pidiéndole favores para ser aliviadas o liberadas. Por eso mismo las consagraciones hay que tomárselas en serio.
En cuanto a las reparaciones, son actos para compensar los sufrimientos que tienen los sagrados corazones por el mal comportamiento y las ofensas que reciben, para el Sagrado Corazón de Jesús tenemos la comunión de los 9 primeros viernes, la adoración de la Eucaristía, y el acto de reparación en la Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús que viene acompañado de Indulgencia Plenaria. Para el inmaculado Corazón de María se tiene la comunión de los 5 primeros sábados de mes.
Consagraciones al Sagrado Corazón de Jesús
Consagración total al Inmaculado Corazón de María según San Luis María Grignion de Monfort
Consagración de 33 días al Inmaculado Corazón de María – Medjugorje
Consagraciones al Inmaculado Corazón de María
Reparaciones y Desagravios al Sagrado Corazón de Jesús
Reparaciones y Desagravios al Inmaculado Corazón de María
Descárgate la aplicación Amando los corazones de Jesús y María que te ayudará a practicar estas consagraciones y reparaciones junto con otras oraciones y prácticas a los Corazones de Jesús y María.
Consagraciones al Sagrado Corazón de Jesús
Consagración al Sagrado Corazón escrita por Santa María de Alacoque:
“Yo, __, me doy y consagro al Sagrado Corazón de Nuestro Señor Jesucristo, mi persona y mi vida, mis oraciones, penas y sufrimientos, para no querer servirme de ninguna parte de mi ser sino para honrarlo, amarlo y glorificarlo. Es mi voluntad irrevocable ser toda de El y hacer todo por su amor, renunciando de todo corazón a todo lo que pueda disgustarle.
Yo os tomo, pues, Oh Sagrado Corazón, por el único objeto de mi amor, el protector de mi vida, la seguridad de mi salvación, el remedio de mi fragilidad y de mi inconstancia, el reparador de todos los defectos de mi vida, y mi asilo en la hora de mi muerte.
Sed, por tanto, ¡Oh Corazón de bondad! mi justificación para con Dios vuestro Padre, y alejad de mi los rayos de su justa cólera. ¡Oh Corazón de amor! yo pongo toda mi confianza en vos, pues todo lo temo de mi malicia y de mi debilidad, pero todo espero de vuestra bondad. ¡Extinguid pues en mí todo lo que os pueda desagradar o resistir! Que vuestro puro amor os imprima con tanta presteza en mi corazón que no pueda jamás olvidaros, ni estar separada de vos, a quien conjuro, por todas vuestras bondades, que mi nombre sea escrito en vos, pues yo quiero hacer construir mi gloria en vivir y morir en calidad de esclava vuestra. Amen”.
La oración de Consagración al Sagrado Corazón de Jesús del beato Bernardo de Hoyos
El beato Bernardo de Hoyos escribió en 1733 una oración para consagrarse al Sagrado Corazón de Jesús. Lo hizo en latín y la tradujo al castellano el Padre Juan de Loyola:
“¡Oh Corazón de mi amantísimo Jesús! ¡Corazón dignísimo de toda mi adoración y amor! Yo. __, inflamado en el deseo de compensar y borrar tantas y tan graves injurias cometidas contra vos, y para huir, cuanto está de mi parte, el vicio de ingrato, os entrego y consagro del todo mi corazón con todos sus afectos, y a mí mismo con todo cuanto soy enteramente. Protesto que es mi deseo puro y sincero olvidarme del todo desde esta hora y momento de mí mismo y de todas mis cosas, para que, quitados todos los impedimentos, pueda entrar en vuestro sacrosanto Corazón, que con singular misericordia me habéis abierto, y habitar en él vivo y muerto con vuestros fieles siervos”.
Consagración al Sagrado Corazón de Jesús de San Juan Pablo II
Señor Jesucristo, Redentor del género humano, nos dirigimos a tu Sacratísimo Corazón con humildad y confianza, con reverencia y esperanza, con profundo deseo de darte gloria, honor y alabanza. Señor Jesucristo, Salvador del mundo, te damos las gracias por todo lo que eres y todo lo que haces. Señor Jesucristo, Hijo de Dios Vivo, te alabamos por el amor que has revelado a través de Tu Sagrado Corazón, que fue traspasado por nosotros y ha llegado a ser fuente de nuestra alegría, manantial de nuestra vida eterna. Reunidos juntos en Tu nombre, que está por encima de todo nombre, nos consagramos a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la verdad y la caridad. Al consagrarnos a Ti, los fieles (persona o de lugar) renovamos nuestro deseo de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordioso y pleno amor. Señor Jesucristo, Rey de Amor y Príncipe de la Paz, reina en nuestros corazones y en nuestros hogares. Vence todos los poderes del maligno y llévanos a participar en la victoria de tu Sagrado Corazón. ¡Que todos proclamemos y demos gloria a Ti, al Padre y al Espíritu Santo, único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos! Amén.
Consagración de la Familia al Sagrado Corazón de Jesús
Santísimo Amor de Jesús, te consagramos nuestros corazones, nuestras vidas, y nuestras familias.
Conocemos que el ejemplo bello de Tu hogar en Nazaret, fue un modelo para cada una de nuestras familias.
Esperamos obtener con Tu ayuda, la unión y el amor fuerte y perdurable que recibiste.
- Que nuestro hogar se llene de gozo.
- Que el afecto sincero, la paciencia, la tolerancia y el respeto mutuo, estén siempre presentes.
- Que nuestras oraciones incluyan las necesidades de los otros, no sólo las nuestras.
- Que siempre estemos cerca de los Sacramentos.
- Que la paz esté con nosotros, y cuando vengan las dificultades danos consuelo y esperanza.
- Bendice a todos los que aquí habitamos y también a los difuntos
- Mantén nuestras familias cerca de tu Amor y que Tu protección esté siempre con nosotros.
Amén.
Consagración de la casa al Sagrado Corazón de Jesús
Sagrado Corazón de Jesús;
Nos hemos reunido aquí para ofrecerte nuestra casa.
Hoy, que te echan de tantos sitios,
nosotros te recibimos encantados en nuestro hogar.
Queremos que vivas a nuestro lado;
que participes de nuestras alegrías y de nuestras penas.
de nuestra riqueza y de nuestra pobreza,
de nuestros triunfos y de nuestros fracasos.
Queremos que nos ilumines en nuestras dudas,
que nos adviertas en nuestros peligros,
que nos ayudes en nuestras tentaciones,
que nos alientes en nuestros contratiempos,
que nos orientes en nuestras resoluciones y, sobre todo,
que nos enciendas en un gran amor a Ti,
que nos lleve a servirte siempre con toda fidelidad.
Concédenos, Señor, que seamos cada día mejores cristianos,
que nuestra vida sea un auténtico testimonio de nuestra fe,
que aprendamos a verte en los demás,
que sepamos pedir perdón sinceramente de nuestros pecados,
y. finalmente, que consigamos la gracia suprema de una santa muerte, que nos reúna contigo, en la Gloria, a todos los que ahora nos amamos aquí.
Señor, no somos dignos de que entres en nuestra casa;
pero si fuiste a la del centurión, y entraste en la de Zaqueo, y también en la de María Magdalena,
dígnate quedarte aquí, con nosotros, para siempre.
Nosotros vamos a procurar siempre en esta casa:
creer lo que Tú quieres que creamos,
pensar lo que Tú quieres que pensemos,
leer lo que Tú quieres que leamos,
hablar lo que Tú quieres que hablemos,
amar lo que Tú quieres que amemos,
y hacer lo que Tú quieres que hagamos.
Que toda esta familia sea conforme siempre a tus deseos.
Porque confiamos en Ti como en nuestro Padre. Y no te hemos entronizado aquí para que presencies nuestras rebeldías y pecados, sino para que bendigas la buena voluntad que tenemos de servirte.
Ayúdanos con tu gracia, pues reconocemos nuestra debilidad.
Pero en Ti ponemos nuestra confianza.
Sagrado Corazón de Jesús, en TI confío (tres veces).
Padrenuestro. Avemaría. Gloria.
Nota: Se recomienda renovar esta consagración todos los años, a ser posible confesando y comulgando toda la familia.
Descárgate la aplicación Amando los corazones de Jesús y María que te ayudará a practicar estas consagraciones y reparaciones junto con otras oraciones y prácticas a los Corazones de Jesús y María.
Consagración total al Inmaculado Corazón de María según San Luis María Grignion de Monfort
El método de consagración total a la Santísima Virgen María de San Luis María Grignion de Montfort, es también conocido como la «Consagración de 33 días». Esta forma o método de consagración se da durante un periodo de 33 días, de los cuales, los 12 primeros son considerados como «días de preparación». El día final de la misma, ha de coincidir con cualquiera de las festividades marianas (a la que el devoto le tenga más devoción).
Esta consagración es una devoción tradicional Católica y no tiene vínculo alguno con la «consagración» de 33 días propuesta en Medjugorje.
La fórmula de consagración total a Jesús por María de San Luis María Grignion de Montfort no se debe tomar a la ligera.
Cómo llevarla a cabo
Para llevar a cabo la Consagración al Inmaculado Corazón de María, se ha de escoger la fecha de alguna de las principales celebraciones del Calendario Mariano, y contando desde esta fecha, retroceder 33 días y tomar aquel como punto de inicio de la consagración.
Nuestra Señora de Lourdes
Festividad y día de consagración: 11 de febrero
Día para iniciar la consagración: 9 de Enero
Asunción de María
Festividad y día de consagración: 25 de marzo
Día para iniciar la consagración: 20 / 21 de febrero
Nuestra Señora de Fátima
Festividad y día de consagración: 13 de mayo
Día para iniciar la consagración: 10 de abril
La Visitación de Nuestra Señora
Festividad y día de consagración: 31 de mayo
Día para iniciar la consagración: 28 de abril
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Festividad y día de consagración: 27 de junio
Día para iniciar la consagración: 25 de mayo
Nuestra Señora del Carmen
Festividad y día de consagración: 16 de julio
Día para iniciar la consagración: 13 de junio
Asunción de la Santísima Virgen María
Festividad y día de consagración: 15 de agosto
Día para iniciar la consagración: 13 de julio
Reinado de María
Festividad y día de consagración: 22 de agosto
Día para iniciar la consagración: 20 de julio
Nacimiento de María
Festividad y día de consagración: 8 de septiembre
Día para iniciar la consagración: 6 de agosto
Nuestra Señora de los Dolores
Festividad y día de consagración: 15 de septiembre
Día para iniciar la consagración: 13 de agosto
Nuestra Señora del Rosario
Festividad y día de consagración: 7 de octubre
Día para iniciar la consagración: 4 de septiembre
Presentación de la Virgen María
Festividad y día de consagración: 21 de noviembre
Día para iniciar la consagración: 19 de octubre
Virgen de la Medalla Milagrosa
Festividad y día de consagración: 27 de noviembre
Día para iniciar la consagración: 25 de octubre
Inmaculada Concepción de María
Festividad y día de consagración: 8 de diciembre
Día para iniciar la consagración: 5 de noviembre
Nuestra Señora de Guadalupe
Festividad y día de consagración: 12 de diciembre
Día para iniciar la consagración: 7 de noviembre
María Madre de Dios
Festividad y día de consagración: 1 de enero
Día para iniciar la consagración: 29 de noviembre
Al final de estos 33 días preparatorios, se confesará, comulgará y se llevará a cabo el acto de consagración. También es posible tomar la fecha de cualquier otra advocación Mariana reconocida por la Iglesia a fin de llevar a cabo la consagración.
Está consagración está dividida en 4 partes, cada parte invita a meditar sobre un tema en específico, la primer parte dura 12 días, las otras tres duran 7 días cada una.
PRIMER PARTE (del día 1 al 12)
SEGUNDA PARTE (del día 13 al 19)
TERCER PARTE (del día 20 al 26)
CUARTA PARTE (del día 27 al 33)
Descárgate la aplicación Amando los corazones de Jesús y María que te ayudará a practicar estas consagraciones y reparaciones junto con otras oraciones y prácticas a los Corazones de Jesús y María.
Consagración de 33 días al Inmaculado Corazón de María – Medjugorje
La consagración al Inmaculado Corazón de María es un acontecimiento que sólo podrá llevar a cabo un número escogido de personas.
¿Quién las escogerá?
¡Nada más ni nada menos que la propia Virgen Santísima! Ella a través de los videntes de Medjugorje, elaboró un plan de preparación de 33 días, (33 es el número de años de la vida de Jesús, su Hijo amado) indicando las líneas maestras de cada uno de los días con mensajes para cada uno de ellos.
Ella invita a todo hombre o mujer que reciba este pequeño libro para que se aliste en el ejército que Ella está preparando para los tiempos finales que preceden al Triunfo definitivo de su Inmaculado Corazón, hecho que acaecerá irreversiblemente según los designios de Dios, tal como la Virgen de Fátima lo anunció en su momento.
Los que llevan a cabo la consagración al Inmaculado Corazón de María, con una verdadera y sincera preparación, tal cual es solicitada por Ella misma y según sus propias palabras, transcritas en este libro, recibirán al Espíritu Santo en sus corazones y sus vidas se encaminarán hacia una santidad y perfección radical, bajo la protección especial de la Santísima Virgen.
A partir del momento de la consagración, Ella los alistará en su ejército triunfador y formarán parte de su séquito el día del Señor. Sólo se requiere meditar cada día lo que la Santísima Virgen habla para cada uno de ellos, poner en práctica lo que Ella misma sugiere en sus locuciones y prepararse intensa y sencillamente con la mejor disposición de ánimo, confiados de que Ella nos ayudará para que realmente surja una verdadera conversión en nuestro corazón. Es una promesa que Ella tiene al que desee formar parte de su gran Ejercito Triunfador.
Si a lo dicho se une la oración sincera de corazón, durante todo el periodo de preparación, la eficacia de esa oración estará garantizada por la propia promesa y palabra de la Santísima Virgen que está ya en el tiempo en que va a lograr aplastar definitivamente la cabeza de la serpiente infernal.
Mientras se hace la preparación para el Acto de Consagración hay que tener presente que se está cumpliendo el deseo de Dios Padre. Es un acto; y una promesa que será renovada diariamente, y no simplemente palabras que se recitan.
Vivir la consagración requiere el sacrificio de la propia voluntad para que su voluntad sea cumplida en nosotros.
Se nos pide ser santos, ser los faros de Cristo en el camino de santificación; por medio del Inmaculado Corazón de María somos reunidos y formados para ofrecer al mundo el ejemplo de esta respuesta a su llamada: Es por el Triunfo de su Sagrado Corazón que esta consagración implica un compromiso.
Antes de empezar se recomiendo elegir la fecha de consagración que coincida con una fiesta mariana, y de allí contar 33 días anteriores para hacer esta preparación, como orientación a continuación hay algunas fechas posibles:
Nuestra Señora de Lourdes
Festividad y día de consagración: 11 de febrero
Día para iniciar la consagración: 9 de Enero
Asunción de María
Festividad y día de consagración: 25 de marzo
Día para iniciar la consagración: 20 / 21 de febrero
Nuestra Señora de Fátima
Festividad y día de consagración: 13 de mayo
Día para iniciar la consagración: 10 de abril
La Visitación de Nuestra Señora
Festividad y día de consagración: 31 de mayo
Día para iniciar la consagración: 28 de abril
Nuestra Señora del Perpetuo Socorro
Festividad y día de consagración: 27 de junio
Día para iniciar la consagración: 25 de mayo
Nuestra Señora del Carmen
Festividad y día de consagración: 16 de julio
Día para iniciar la consagración: 13 de junio
Asunción de la Santísima Virgen María
Festividad y día de consagración: 15 de agosto
Día para iniciar la consagración: 13 de julio
Reinado de María
Festividad y día de consagración: 22 de agosto
Día para iniciar la consagración: 20 de julio
Nacimiento de María
Festividad y día de consagración: 8 de septiembre
Día para iniciar la consagración: 6 de agosto
Nuestra Señora de los Dolores
Festividad y día de consagración: 15 de septiembre
Día para iniciar la consagración: 13 de agosto
Nuestra Señora del Rosario
Festividad y día de consagración: 7 de octubre
Día para iniciar la consagración: 4 de septiembre
Presentación de la Virgen María
Festividad y día de consagración: 21 de noviembre
Día para iniciar la consagración: 19 de octubre
Virgen de la Medalla Milagrosa
Festividad y día de consagración: 27 de noviembre
Día para iniciar la consagración: 25 de octubre
Inmaculada Concepción de María
Festividad y día de consagración: 8 de diciembre
Día para iniciar la consagración: 5 de noviembre
Nuestra Señora de Guadalupe
Festividad y día de consagración: 12 de diciembre
Día para iniciar la consagración: 7 de noviembre
María Madre de Dios
Festividad y día de consagración: 1 de enero
Día para iniciar la consagración: 29 de noviembre
Días:
[1] [2] [3] [4] [5] [6] [7] [8] [9] [10]
[11] [12] [13] [14] [15] [16] [17] [18] [19] [20]
[21] [22] [23] [24] [25] [26] [27] [28] [29] [30]
[31] [32] [33] [Consagración]
Descárgate la aplicación Amando los corazones de Jesús y María que te ayudará a practicar estas consagraciones y reparaciones junto con otras oraciones y prácticas a los Corazones de Jesús y María.
Consagraciones al Inmaculado Corazón de María
Acto de Consagración al Inmaculado Corazón de María
Purísima Madre mía, quiero consagrarte mi corazón, mi voluntad, mi vida entera. Llévame al Corazón de tu Divino Hijo Jesús, para que El habite en mí. Quiero ser totalmente tuyo Madre mía y a partir de hoy, servirte fielmente en lo que me mandes. Sé dulce compañía en mi vida, no permitas que jamás me separe de Ti y en la hora de la muerte ven a buscarme para gozar de la eternidad en Tu compañía. Bendita y Alabada seas por siempre Madre Mía. Amén.
Consagración individual al Inmaculado Corazón de María
Oh, Virgen mía, Oh, Madre mía,
yo me ofrezco enteramente a tu Inmaculado Corazón
y te consagro mi cuerpo y mi alma,
mis pensamientos y mis acciones.
Quiero ser como tú quieres que sea,
hacer lo que tú quieres que haga.
No temo, pues siempre estás conmigo.
Ayúdame a amar a tu hijo Jesús,
con todo mi corazón y sobre todas las cosas.
Pon mi mano en la tuya para que esté siempre contigo.
Consagración del hogar y la familia al Inmaculado Corazón de María
¡Oh Virgen María!, queremos consagrar hoy nuestro hogar y cuantos lo habitan a vuestro Purísimo Corazón.
Que nuestra casa, como la tuya de Nazaret, llegue a ser un oasis de paz y felicidad por:
- el cumplimiento de la voluntad de Dios,
- la práctica de la caridad,
- y el abandono a la Divina Providencia,
¡Que nos amemos todos como Cristo nos enseñó!. Ayúdanos a vivir siempre cristianamente y envuélvenos en tu ternura.
Te pido por los hijos que Dios nos ha dado (se citan los nombres) para que los libres de todo mal y peligro de alma y cuerpo, y los guardes dentro de Tu Corazón Inmaculado. Dígnate, Madre nuestra, transformar nuestro hogar en un pequeño cielo, consagrados todos a vuestro Corazón Inmaculado. Amén.
¡Corazón Inmaculado de María, sálvanos!
Amén
CONSAGRACIÓN DESDE EL VIENTRE MATERNO
María, como un embrión que se va gestando en el vientre de su madre, me vengo a colocar en tu vientre bendito en un acto de amor y de obediencia a la Voluntad del Padre, mi Señor Jesús, que me dice: «hijo ahí tienes a tu madre».
Con este fin te consagro cada uno de mis órganos, miembros, sentidos y potencias: el entendimiento, la memoria y la voluntad, el inconsciente y subconsciente. Te consagro cada uno de los dones, virtudes y carismas con que el Padre creador ha adornado mi ser: mi libertad, mi imaginación, mis instintos, mi capacidad para amar y para elegir, mi capacidad de movimiento, los tiempos y espacios en que transcurrirá mi existencia.
Te consagro todo lo que ha de ser mi niñez, mi adolescencia, mi juventud y mi madurez. Aprenda a caminar de tu mano hacia Dios. Aprenda a reír, a encontrar el conocimiento y el sentido de una lágrima, aprenda en Ti a triunfar y fracasar; a esperar, a escuchar y respirar, a mirar y gustar y así no caer en el desorden de los sentidos.
Crezca, Crezca, pero no yo sino tu Hijo bendito en mí, para que todo mi ser vaya creciendo igualmente en la fe, la esperanza y la caridad, en amor hacia mi Padre Celestial, hacia mis padres en la tierra, comprendiéndolos, respetándolos desde su propia historia; crezca en amor hacia todos mis hermanos en el mundo, en especial hacia los más pobres y desamparados.
Crezca en mi tu pureza, tu castidad y tu virginidad. Hazme crecer en la justicia, la sabiduría y la prudencia para ser un joven y más tarde un hombre verdaderamente libre, verdaderamente feliz, no una víctima de los vicios, idolatrías y esclavitudes… de la muerte en vida. Mi condición futura: soltería, matrimonio, viudez o vida consagrada, de estudiante, trabajador, profesional o ama de casa, sea vivida en perfecta armonía con mi Padre del Cielo, no haciendo idolatrías de ninguno de estos estados de vida, como tampoco de los dones, gracias y carismas que Dios a través de Ti vaya desarrollando en mí.
Haz crecer también en mí el amor y el deseo que tuviste en el hacer siempre la Voluntad del Padre, al igual, que en la fortaleza para aceptar de Dios no solo los bienes, sino también los «males» (cf. Job 1, 21: 2, 10), y la sabiduría para entender que no son males, porque un Padre no quiere el mal para sus hijos.
Y por último Madre, coloco en tu Corazón Inmaculado mi vejez. Ensáñame a envejecer, a vivir con ánimo seguro y confiado este bello momento de la vida, como Tú lo viviste, confiando en el Padre, no en los hombres o en las dificultades de la vejez; y si alguna vicisitud surgiera en ella, poderla afrontar con entereza de ánimo como un digno Hijo de Dios, como un verdadero Hijo tuyo, con espíritu de oblación y sacrificio, de Eucaristía, como tu amado Hijo, mi Jesús; y no sea yo, sino Él en Mí.
Y junto a la vejez, te consagro también a mi hermana muerte corporal. Sea ella una continua experiencia de vida en Cristo, un morir para vivir, Y en el último suspiro, sea tu Hijo Jesús, su cuerpo místico expirando en mí, muriendo en mí a todo lo que no sea de Dios. Y en ese bello momento seas Tú dándome a luz para la vida eterna, para la Nueva Jerusalén, para el abrazo final del Padre.
En fin Madre, que mi experiencia de vida cristiana sea un hundir mis raíces en Ti, respirar en Ti: Tierra Nueva, para que entrelazadas mis raíces a tus raíces, tus propias virtudes, pueda obtener de ti el fruto bendito de tu vientre: Jesús. Amén.
CONSAGRACIÓN AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
(Tradicional de San Luis Grignón de Montfort)
Yo, pecador infiel, renuevo y ratifico hoy en tus manos, Oh madre Inmaculada, los votos de mi bautismo.
Renuncio a Satanás, a todas sus presunciones y a sus obras, y me entrego enteramente a Jesucristo, la Sabiduría Encarnada, para llevar mi cruz siguiendo sus pasos, todos los días de mi vida, y serle fiel de ahora en adelante.
En presencia de la Corte Celestial, te escojo en este día como mi Madre y Señora. Me consagro a tu Corazón Inmaculado y te entrego, como esclavo, mi cuerpo, mi mente y mi alma; todos mis bienes, tanto interiores como exteriores; y aún el mérito de todas mis buenas obras pasadas, presentes y futuras. Particularmente te consagro a mi familia, otorgándote todo el derecho de disponer de mí y de todo lo que me pertenece según sea de tu agrado, para la mayor gloria de Dios en el tiempo y la eternidad.
Descárgate la aplicación Amando los corazones de Jesús y María que te ayudará a practicar estas consagraciones y reparaciones junto con otras oraciones y prácticas a los Corazones de Jesús y María.
Reparaciones y Desagravios al Sagrado Corazón de Jesús
ORACIÓN DEL ÁNGEL DE PORTUGAL (Dada en Fátima a los pastores)
SANTÍSIMA TRINIDAD, PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO, OS ADORO PROFUNDAMENTE Y OS OFREZCO EL PRECIOSÍSIMO CUERPO, SANGRE, ALMA Y DIVINIDAD DE JESUCRISTO, NUESTRO SEÑOR PRESENTE EN TODOS LOS SAGRARIOS DE LA TIERRA, EN REPARACIÓN DE LOS ULTRAJES, SACRILEGIOS, INFIDELIDADES, E INDIFERENCIAS CON ÉL MISMO ES OFENDIDO.
Y POR LOS MÉRITOS INFINITOS DE SU SANTÍSIMO CORAZÓN Y DEL CORAZÓN INMACULADO DE MARÍA, OS PIDO LA CONVERSIÓN DE TODOS LOS POBRES PECADORES.
PADRE AMADO Y SEÑOR NUESTRO ESCUCHA NUESTRAS SÚPLICAS EN NOMBRE DE TU HIJO JESUCRISTO. ¡AMEN!.
Una petición de perdón a Jesús en nombre de toda la humanidad
Señor Jesús, nos arrodillamos ante Ti, reconociendo tu presencia real en el Santísimo Sacramento. Te agradecemos inmensamente tu permanencia con nosotros, y la fe que nos has dado.
Con profundo dolor sentimos que tantos hombres, redimidos por ti, te olviden y ofendan; que en tantos sagrarios estés solitario y en tantos hogares no seas invitado.
Nosotros, arrepentidos de nuestros pecados, queremos en la medida de nuestras fuerzas hacerte compañía por cuantos te abandonan, y dedicarte completamente nuestra vida, como ofrenda y desagravio a tu Corazón lleno de amor hacia nosotros.
Santa María, Madre nuestra, confiamos en tu Inmaculado Corazón para que nos alcances gracias para perseverar en la fe, animarnos por la esperanza y vivir la caridad, como satisfacción por todos nuestros pecados y para la salvación del mundo.
Por todas las blasfemias, sacrilegios, profanación de fiestas, que se cometen contra el nombre de Dios y contra sus templos.
-Perdón, Señor, perdón.
Por todos los ataques a la Iglesia, persecuciones y propagandas de ateísmo.
Por los apóstatas, los que desprecian el Magisterio de los Papas y todos los falsos profetas.
Por todas las opresiones de gobierno, de esclavitud, de delincuencia; y todas las injusticias laborales, familiares, sociales.
Por todos los actos inhumanos de violencia, asesinatos, torturas, malos tratos; robos, estafas, extorsiones.
Por toda la inmoralidad y corrupción: en el trabajo profesional, en las relaciones, espectáculos, diversiones, modas, lecturas, bebidas, drogas.
Por todos los pecados de escándalo y de respeto humano.
Por todos los pecados contra la santidad de la familia y contra el amor fraterno.
Por los sacerdotes indignos, por los políticos ambiciosos, por todos los abusos de autoridad.
Cristo Jesús, pedimos en especial a tu Corazón que concedas gracias abundantes a los más necesitados; y que nunca permitas nos apartemos de Ti; sino que aprendiendo en tu Corazón nuestros sentimientos y juicios cada día nos parezcamos más a Ti. Amén.
Acto de desagravio del Papa Pío XI
“¡Oh dulcísimo Jesús, cuyo inmenso amor a los hombres no ha recibido en pago, de los ingratos, más que olvido, negligencia y menosprecio! Vednos postrados ante vuestro altar, para reparar, con especiales homenajes de honor, la frialdad indigna de los hombres y las injurias con que, en todas partes, hieren vuestro amantísimo Corazón.
Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal indignidad de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo, obtener para nuestras almas vuestra divina misericordia, dispuestos a reparar, con voluntaria expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y obstinados en su infidelidad, o no quieren seguiros como a Pastor y Guía, o, conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido el suavísimo yugo de vuestra ley.
Nosotros queremos expiar tan abominables pecados, especialmente la inmodestia y la deshonestidad de la vida y de los vestidos, las innumerables asechanzas tendidas contra las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las execrables injurias proferidas contra vos y contra vuestros Santos, los insultos dirigidos a vuestro Vicario y al Orden Sacerdotal, las negligencias y horribles sacrilegios con que es profanado el mismo Sacramento del amor y, en fin, los públicos pecados de las naciones que oponen resistencia a los derechos y al magisterio de la Iglesia por vos fundada.
¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia sangre! Mas, entretanto, como reparación del honor divino conculcado, uniéndola con la expiación de la Virgen vuestra Madre, de los Santos y de las almas buenas, os ofrecemos la satisfacción que vos mismo ofrecisteis un día sobre la cruz al Eterno Padre y que diariamente se renueva en nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en cuanto nos sea posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los pecados propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor, oponiendo la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la observancia perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la caridad, mientras nos esforzamos además por impedir que seáis injuriado y por atraer a cuantos podamos para que vayan en vuestro seguimiento.
¡Oh benignísimo Jesús! Por intercesión de la Santísima Virgen María Reparadora, os suplicamos que recibáis este voluntario acto de reparación; concedednos que seamos fieles a vuestros mandatos y a vuestro servicio hasta la muerte y otorgadnos el don de la perseverancia, con el cual lleguemos felizmente a la gloria, donde, en unión del Padre y del Espíritu Santo, vivís y reináis, Dios por todos los siglos de los siglos. Amén”.
Oración de reparación al divino rostro de Jesús
“Por la Señal de la Santa Cruz,
de nuestros enemigos,
líbranos, Señor, Dios nuestro.
En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.
Amado Señor, por medio del Doloroso e Inmaculado Corazón de María: Te ofrezco estas oraciones en reparación por los pecados que más ofenden a Dios en estos tiempos modernos —los pecados de blasfemia, sacrilegio e irreverencia al Santísimo Cuerpo y Sangre de Nuestra Señor Jesucristo; la profanación de Templos y Santuarios, y del Domingo y días santos de precepto:
Un Padrenuestro, Avemaría y Gloria”.
Acto para desagraviar y congraciarse al Sagrado Corazón de Jesús
“Oh Corazón clementísimo de Jesús, divino propiciatorio, por el cual prometió el Eterno Padre que oiría siempre nuestras oraciones: yo me uno con vos para ofrecer a vuestro Eterno Padre este mi pobre y mezquino corazón, contrito y humillado en su divino acatamiento, y deseoso de reparar cumplidamente sus ofensas, en especial las que vos recibís de continuo en la Eucaristía, y señaladamente las que yo, por mi desgracia, también he cometido.
Quisiera, divino Corazón, lavar con lágrimas y borrar con sangre de mis venas las ingratitudes con que todos hemos pagado vuestro tierno amor. Junto mi dolor, aunque tan leve, con aquella angustia mortal que os hizo en el huerto sudar sangre a la sola memoria de nuestros pecados.
Ofrecédselo, Señor, a vuestro Eterno Padre, unido con vuestro amabilísimo Corazón. Dadle infinitas gracias por los grandes beneficios que nos hace continuamente, y supla vuestro amor nuestra ingratitud y olvido.
Concededme la gracia de presentarme siempre con gran veneración ante el acatamiento de vuestra divina Majestad, para resarcir de algún modo las irreverencias y ultrajes que en vuestra presencia me atreví a cometer, y que de hoy en adelante me ocupe con todo mi conato en atraer con palabras y ejemplos muchas almas que os conozcan y gocen las delicias de vuestro Corazón.
Desde este momento me ofrezco y dedico del todo a dilatar la gloria de este sacratísimo y dulcísimo Corazón. Le elijo por el blanco de todos mis afectos y deseos, y desde ahora para siempre constituyo en él mi perpetua morada, reconociéndole, adorándole y amándole con todas mis ansias, como que es el Corazón de mi amabilísimo Jesús, de mi Rey y soberano dueño, Esposo de mi alma, Pastor y Maestro, verdadero Amigo, amoroso Padre, Guía segura, firmísimo Amparo y Bienaventuranza. Amén”.
Oración de desagravio a Jesús Sacramentado
Señor perdona todos los sacrilegios eucarísticos. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todas las santas comuniones indignamente recibidas. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todas las profanaciones al santísimo sacramento del altar. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todas las irreverencias en la Iglesia. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todas las profanaciones, desprecios y abandono de los sagrarios. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todos los que han abandonado la iglesia. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todo desprecio de los objetos sagrados. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todos los que pasaron a las filas de tus enemigos. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todos los pecados del ateísmo. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todos los insultos a tu santo nombre. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona toda la frialdad e indiferencia contra tu amor de redentor. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todas las irreverencias y calumnias contra el Santo Padre. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todo desprecio de los obispos y sacerdotes. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todo desprecio hacia la santidad de la familia. (Te lo ruego escúchame).
Señor perdona todo desprecio a la vida humana. (Te lo ruego escúchame).
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Reparaciones y Desagravios al Inmaculado Corazón de María
Acto de reparación al Inmaculado Corazón de María
¡Oh Inmaculado Corazón de María, traspasado de dolor por las injurias con que los pecadores ultrajan vuestro Santísimo nombre y vuestras excelsas prerrogativas! Aquí tenéis, postrado a vuestros pies, un indigno hijo vuestro que, agobiado por el peso de sus propias culpas, viene arrepentido y lloroso, y con ánimo de resarcir las injurias que, a modo de penetrantes flechas, dirigen contra Vos hombres insolentes y malvados. Deseo reparar, con este acto de amor y rendimiento que hago delante de vuestro amantísimo Corazón, todas las blasfemias que se lanzan contra vuestro augusto nombre, todos los agravios que se infieren a vuestras excelsas prerrogativas y todas las ingratitudes con que los hombres corresponden a vuestro maternal amor e inagotable misericordia.
Aceptad, ¡oh Corazón Inmaculado!, esta pequeña demostración de mi filial cariño y justo reconocimiento, junto con el firme propósito que hago de seros fiel en adelante, de salir por vuestra honra cuando la vea ultrajada y de propagar vuestro culto y vuestras glorias. Concededme, ¡oh Corazón amabilísimo!, que viva y crezca incesantemente en vuestro santo amor, hasta verlo consumado en la gloria.
Amén.
Rezar tres Avemarías en honra del poder, sabiduría y misericordia del Inmaculado Corazón de María, menospreciado por los hombres. Terminar con las siguientes jaculatorias:
¡Oh Corazón Inmaculado de María, compadeceos de nosotros!
Refugio de pecadores, rogad por nosotros.
¡Oh dulce Corazón de María, sed la salvación mía!
Avemaría, Padrenuestro y Gloria por las intenciones del Papa.
Oración de reparación
¡Oh Corazón de María, Madre de Dios y Madre nuestra; Corazón amabilísimo, objeto de las complacencias de la adorable Trinidad y digno de toda la veneración y ternura de los Angeles y de los hombres; Corazón el más semejante al de Jesús, del cual sois la más perfecta imagen; Corazón lleno de bondad y que tanto os compadecéis de nuestras miserias, dignaos derretir el hielo de nuestros corazones, y haced que vuelvan a conformarse con el Corazón del Divino Salvador.
Infundid en ellas el amor de vuestras virtudes; inflamadlos con aquel dichoso fuego en que Vos estáis ardiendo sin cesar. Encerrad en vuestro seno la santa Iglesia; custodiadla, sed siempre su dulce asilo y su inexpugnable torre contra toda incursión de sus enemigos. Sed nuestro camino para dirigirnos a Jesús, y el conducto por el cual recibamos todas las gracias necesarias para nuestra salvación. Sed nuestro socorro en las necesidades, nuestra fortaleza en las tentaciones, nuestro refugio en las persecuciones, nuestra ayuda en todos los peligros; pero especialmente en los últimos combates de nuestra vida, a la hora de la muerte, en aquel formidable momento, en aquel momento del cual depende nuestra eternidad.
¡Ah! Virgen piadosísima, hacednos sentir entonces la dulzura de vuestro maternal Corazón, y la fuerza de vuestro poder para con el de Jesús, abriéndonos en la misma fuente de la misericordia un refugio seguro, en donde podamos reunirnos para bendecirle con Vos en el paraíso por todos los siglos. Amén. ¡Oh Madre nuestra dulcísima! Permite por piedad que nosotros, tus devotos hijos, unidos en un solo pensamiento de veneración y amor, vengamos a reparar las horrendas ofensas que cometen contra Ti tantos desventurados que no conocen el paraíso de bondad y de misericordia de tu corazón maternal.
Jaculatoria
Sea por siempre y en todas partes conocido, alabado, bendecido, amado, servido y glorificado el divinísimo Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. Así sea.
PADRENUESTRO y 3 AVEMARÍA
ORACIÓN DE DESAGRAVIO AL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA
¡Oh Madre nuestra dulcísima! Permite por piedad que nosotros tus devotos hijos, unidos en un solo pensamiento de veneración y amor, vengamos a reparar las horrendas ofensas que cometen contra Ti tantos desventurados que no conocen el paraíso de bondad y de misericordia de tu corazón maternal.
De la horribles ofensas que se cometen contra tu dulcísimo Jesús, te consolaremos oh María.
De la espada de dolor que hijos degenerados quieren nuevamente clavar en tu corazón maternal, te consolaremos oh María.
De las blasfemias nefandas que se vomitan contra tu purísimo y santísimo nombre, te consolaremos oh María.
De las infames negaciones que se hacen de tus privilegios y de tus glorias más excelsas, te consolaremos oh María.
De los insultos que los protestantes y otros herejes lanzan contra tu culto dulcísimo, te consolaremos oh María.
De las sacrílegas afrentas que los impíos cometen contra tus carísimas imágenes, te consolaremos oh María.
De las profanaciones que se cometen en tus santuarios, te consolaremos oh María.
De las ofensas contra la virtud angelical que en Ti se personifica, te consolaremos oh María.
De los ultrajes que se cometen con las modas perversas, contra la dignidad de la mujer, por Ti reivindicada y santificada, te consolaremos oh María.
De los horrendos delitos con que se aparta a los inocentes de tu seno maternal, te consolaremos oh María.
De las incomprensiones de tus derechos divinamente maternales, por parte de tantas madres, te consolaremos oh María.
De las ingratitudes de tantos hijos a tus gracias bellas, te consolaremos oh María.
De la frialdad de tantos corazones frente a tus ternuras maternales, te consolaremos oh María.
Del desprecio de tus invitaciones de amor, te consolaremos oh María.
De la cruel indiferencia de tantos corazones, te consolaremos oh María.
De tus lágrimas maternales, te consolaremos oh María.
De las angustias de tu dulcísimo corazón, te consolaremos, oh María.
De las agonías de tu alma santísima en tantos Calvarios, te consolaremos oh María.
De tus suspiros de amor, te consolaremos oh María.
Del martirio que te ocasiona la pérdida de tantas almas redimidas por la sangre de tu Jesús y por tus lágrimas, te consolaremos oh María.
De los horrendos atentados que se cometen contra tu Jesús, que vive en su Vicario y en sus sacerdotes, te consolaremos oh María.
De la conjuración infernal contra la vida de tu Jesús en su Iglesia, te consolaremos oh María.
¡Oh Madre santa dulcísima, que en el heroísmo de tu amor maternal, al pie de la cruz, rogaste por aquellos crueles que martirizaban tan atrozmente a tu amado Hijo Jesús y desgarraban tu Corazón tiernísimo! Ten piedad de todos los desventurados e indignos que te ofenden; haz que ellos también puedan ser acogidos en tu seno maternal, purificados por tus lágrimas benditas, y admitidos a gozar los frutos estupendos de tu maternal misericordia. Amén.
PADRENUESTRO y 3 AVEMARÍA
Jaculatoria. Sea por siempre y en todas partes conocido, alabado, bendecido, amado, servido y glorificado el divinísimo Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María. Así sea.
Descárgate la aplicación Amando los corazones de Jesús y María que te ayudará a practicar estas consagraciones y reparaciones junto con otras oraciones y prácticas a los Corazones de Jesús y María.